Con los antecedentes familiares que le preceden era difícil que no terminara siendo lo que es. Bienvenido Muñoz Pollo es el digno sucesor de su abuelo Blas y de su padre Bienvenido en el negocio familiar, Viñedos y Bodegas Muñoz, que desde 1940 viene elaborando vinos de calidad en el municipio toledano de Noblejas.
Es director técnico y gerente de la empresa familiar Bodegas y Viñedos Muñoz de Noblejas
Ingeniero Agrónomo especializado en Industrias Agroalimentarias por la Universidad Politécnica de Madrid y Máster en Viticultura y Enología por el mismo centro, su experiencia profesional como enólogo empieza y termina en la empresa familiar, donde comenzó a trabajar en febrero de 1998, un año después de terminar sus estudios universitarios y haber realizado un stage por algunas bodegas de Borgoña.
En esa reconocidísima e influyente zona vitivinícola francesa comenzó su atracción por la variedad chardonnay y otros vinos borgoñones que, posteriormente, Bienvenido Muñoz, con el apoyo de su padre, ha trasladado a algunos de sus propios vinos, fundamentalmente al buque insignia de la bodega de Noblejas, el Blas Muñoz chardonnay fermentado en barrica.
Variedad muy temprana
Bodegas Muñoz fue pionera en la plantación de viñas de chardonnay en la Castilla-La Mancha. Cuando lo decidieron no sabían qué podría pasar con una variedad muy temprana en una zona proclive a las heladas. Fue una apuesta personal del padre que, con un carácter más emprendedor, empujó a su hijo a aceptar el reto. El tiempo les ha dado la razón. No han sufrido ninguna helada devastadora porque, según Bienvenido, la chardonnay se ha defendido bien ya que, al ser tan temprana, puede resistir los embates de las heladas más tardías.
En la actualidad. la bodega tiene 16 hectáreas de chardonnay. Comenzaron la plantación de esta variedad con 4 hectáreas en 1998. Por aquellas fechas hacían cuatro o seis barricas de su Blas Muñoz. Ahora venden 40.000 botellas al año.
La explotación vitivinícola cuenta con 95 hectáreas propias y 300 controladas, de los mismos proveedores de siempre. La gama alta en su totalidad procede del viñedo propio: Blas Muñoz, Finca Muñoz y Artero Reserva. El resto procede del viñedo controlado: jóvenes, robles y crianzas. Las variedades propias son chardonnay, sauvignon blanc, macabeo, tempranillo y petit verdot y algo de cabernet sauvignon y merlot. Compran mayoritariamente verdejo, tempranillo y syrah.
Rioja Alavesa
Bienvenido Muñoz une a su puesto de director técnico el de director gerente de la bodega desde 2013. En su trabajo diario al frente de la viña y la bodega lo acompañan dos enólogos, Daniel Garrido y Verónica Galiano, así como un encargado de campo, Daniel Lorenzo. En Rioja Alavesa tienen otra bodega junto a más socios a pie de Sierra Cantabria, Altos de Rioja. Es miembro de su Consejo de Administración. Elaboran vinos de gama alta, sobre todo tintos, procedentes de viñedos en altura.
El enólogo toledano señala que en un país fundamentalmente de tintos es más fácil destacar con un gran blanco. De todas formas, Bienvenido Muñoz resalta las virtudes de su gama de tintos, destacando el Finca Muñoz “un vino para todos los días, vinos de la misma calidad te pueden costar en otras zonas tres o cuatro veces más. Aquí te permite consumirlo a diario”.
Entre los proyectos de futuro destaca una plantación de siete hectáreas de tempranillo para hacer un vino de parcela, en las mejores tierras, según el enólogo, que hay en Castilla-La Mancha. El año que viene se plantarán otras tres. Bienvenido Muñoz apunta que es un proyecto “muy concienzudo, como fue el del chardonnay en su día. Es una plantación multiclonal, para que cada uno aporte sus propios matices con el fin de conseguir la mayor complejidad”.
Tinajas de barro
También tiene en mente hacer algo en barro aprovechando una bodega subterránea que hay debajo de la casa paterna, que tiene 30 tinajas de más de 200 años con capacidad de entre 1.000 y 2.000 litros. En la cueva se harán un tempranillo de viñas viejas y aún por decidir, un macabeo monovarietal o ensamblado.
Bienvenido Muñoz habla maravillas de un viñedo de tempranillo de viñas viejas de más de cien años que compraron a un agricultor de la zona cuando estaba a punto de arrancarlo. Afirma rotundo que toda viña anterior a 1990 es mucho mejor que las que se han puesto posteriormente. “Se ha plantado con mucha presión productiva. La viña vieja se equilibra por sí misma. Suelen estar en suelos marginales, suelos pobres con muy poca producción”.