Pago de Vallegarcía, la bodega fundada por Alfonso Cortina, conmemora durante 2024 el 25 aniversario de la primera plantación de viñedos en su finca de Retuerta del Bullaque y los 5 años del reconocimiento como Vino de Pago por las autoridades europeas. Coincidiendo con estas efemérides, han puesto en marcha desde principios de abril dos paquetes de visitas enoturísticas a la bodega y a la finca que la rodea.
Durante 2024 la bodega conmemora el 25 aniversario de la primera plantación de viñedos y los 5 años del reconocimiento como Vino de Pago
Las primeras 25 hectáreas de viñedo llegaron en 1999. Las variedades de uva que por primera vez en la historia se plantaron en esa zona de la provincia de Ciudad Real fueron merlot (6 hectáreas), cabernet-sauvignon (8 hectáreas), syrah (7 hectáreas) y viognier (3 hectáreas). Pago de Vallegarcía fue la primera explotación vitivinícola de Castilla-La Mancha en hacer vinos de esta última variedad. Aquella apuesta se saldó con un gran éxito. El Vallegarcía Viognier es uno de los buques insignias de la casa desde su primera añada.
La firma más icónica de la bodega es sin duda el tinto Hipperia, del que se han seleccionado varias añadas “que actúan como cronistas de nuestra historia, manifestando de manera viva y tangible la evolución de nuestras mezclas y técnicas de vinificación a lo largo de los años”, afirma Adolfo Hornos, gerente y director técnico de Pago de Vallegarcía. Estos aniversarios son el testimonio elocuente de la dedicación y la pasión que han moldeado la esencia de Pago de Vallegarcía durante un cuarto de siglo.
Por otra parte, hace cinco años la Unión Europea reconoció el carácter único y excepcional del viñedo de Vallegarcía, distinguiendo el proyecto como Denominación de Origen Protegida, que ampara la originalidad del Pago y la tipicidad de sus vinos. El Pago de Vallegarcía se enclava en una de las mejores representaciones de bosque mediterráneo húmedo a nivel mundial, situado en un paraje natural singular que preserva una flora y fauna de gran ecológico, junto a paisajes de una naturaleza aun intacta.
Cabañeros
La finca Vallergarcía es el nombre del valle que acoge la finca, ubicada en la linde de Parque Nacional de Cabañeros, de la que ya Alfonso XI hablaba en el Libro de la Montería, diciendo que esa finca era “buena para el puerco (jabalí) en invierno y buena para el oso en verano”. Es una zona en la que jamás hubo viñedo y se dedicó siempre a la caza. Este territorio virgen, protegido de la intervención humana, es hoy uno de los parques nacionales mejor conservados de la península.
Hace 25 años en este entorno único, Alfonso Cortina, motivado por su pasión por el vino, decidió convertir parte de esa finca en un viñedo. En 1999, se plantaron 24 hectáreas dentro de una propiedad de 1.500, situadas entre 850 y 900 metros de altitud, sobre suelos pleistocénicos, los más antiguos de la Península Ibérica. Desde entonces, la familia Cortina Lapique, representada hoy por los hermanos Felipe y Carlos Cortina Lapique, junto a Adolfo Hornos, han recorrido un largo y exitoso camino en este proyecto.
Dos paquetes enoturísticos
Por lo que respecta a la nueva actividad enoturística, hay que decir que, en lo que va de mes ya han visitado la bodega y la finca más de treinta personas. Se ofrecen dos paquetes, uno de 40 euros por persona y una duración de una hora y media y otro de 50 euros por persona y una duración de dos horas y media. La otra diferencia que marcan los dos precios es en que en el de más importe se catan cuatro vinos: Vallegarcía Viognier, Vallegarcía Syrah, Petit Hipperia e Hipperia y en el de 40 euros la cata es de tres vinos: Vallegarcía Viognier, Vallegarcía Garnacha Cariñena y Petit Hipperia.
El resto de las actividades es prácticamente el mismo en los dos paquetes: llegada y bienvenida al Pago de Vallegarcía, tour guiado por el pago, sala de proceso de elaboración y sala de crianza, cata comentada de los vinos con selección de embutidos locales y aceite de oliva virgen extra. Las visitas se inician a las 11 horas y hay que concertarlas con cita previa.