lunes, abril 29, 2024
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    Rafael Somonte, vitivinicultura asturiana en el Monasterio de Corias

    Director técnico de la bodega asturiana perteneciente a la DO Cangas situada en la ribera del río Narcea

    En su casa siempre olió a sidra y vino. Su abuelo era el propietario de Vinos Somonte, que se dedicaba a repartir, con un carro tirado por caballos, vino en pellejos por las cantinas de la cuenca minera asturiana. De esa tradición familiar nació en Rafael Somonte González (Valdesoto, Asturias, 1982) su relación fraternal con el mundo del vino y en menor medida, de la sidra.

    Rafael realizó la Ingeniería Técnico Agrícola, rama Industrias Agroalimentarias, en la Universidad de León y es licenciado en Enología por la Universidad de Valladolid, además de estas en posesión del máster en Cervecería y Maltería y el executive master en Marketing and Sales por la ESADE Business School (Barcelona) y SDA Bocconi (Milán).

    Su actividad profesional comenzó, sin contar sus primeros pasos ayudando en la bodega familiar, alternado la elaboración de vino y sidra en bodegas como Sidra Muñiz, Sidra El Gaitero y Bodegas del Medievo. Antes de llegar a la bodega en la que desarrolla su principal actividad profesional, Dominio de Tares, realizó dos estancias en bodegas de las Antípodas, concretamente, en Pascuale Viticultura y Trinity Hill Winery, ambas en Nueva Zelanda.

    A la bodega radicada en la DO Bierzo, Dominio de Tares, se incorporó como director técnico en 2014 y desde 2020 es director general del grupo Dominio de Tares, bodega que elabora vinos de El Bierzo y Vinos de la Tierra de Castilla y León.

    El enólogo asturiano Rafael Somonte controlando los viñedos asturianos de la bodega Monasterio de Corias

    Como buen asturiano, a Rafael Somonte siempre le ha rondado por la cabeza elaborar vinos de su tierra, hasta hace muy poco tiempo unos perfectos desconocidos para el gran público. La oportunidad le llegó en 2016 cuando Víctor Álvarez, propietario de la mayor bodega de la DO Cangas, Monasterio de Corias, se puso en contacto con él. Rafael Somonte asegura que el proyecto le enamoró desde el principio, “por su historia y la potencialidad de sus viñas”.

    La DO Cangas ocupa una parte privilegiada de la difícil orografía astur, apta para la elaboración de vinos con carácter atlántico que están comenzando a ser conocidos más allá del alto de Pajares.

    Concatenación de laderas

    Los vinos que elabora en Monasterio de Corias proceden de viñas situadas en una concatenación de laderas que configuran el Valle del Narcea, que imitan en dimensiones más reducidas a la Ribeira Sacra. El enólogo asturiano señala que la zona de Cangas, situada en la parte suroccidental de Asturias, es la más apropiada del Principado para la elaboración de vinos, al no haber montañas muy altas y tener una menor pluviometría y temperaturas algo más suaves. Todos estos factores hacen, según explica, que “la uva madure tradicionalmente bien”.

    Desde su llegada a Monasterio de Corias se ha dedicado a darle a sus vinos un carácter más específico de la zona, más ajustados a la climatología y al suelo, autentificándolos y alejándose de las estandarizadas elaboraciones que se daban hasta entonces, en las que predominaba el recuerdo de la madera de crianza.

    Variedades autóctonas

    La bodega de Cangas, en la que el enólogo trabaja durante los fines de semana, tiene 10 hectáreas de viñedo y controla otras tantas de viticultores de la zona. Las variedades autóctonas, únicas que elaboran en la bodega, son la albarín blanco en blancas y la verdejo negro, albarín tinto y carrasquín en tintas. La producción anual media es imposible de cuantificar debido a la muy variable climatología. El año pasado elaboraron 80.000 kilos de uva, pero los dos años anteriores no pasaron de las 25.000.

    Para intentar solucionar este problema de producción, la bodega ha adquirido, recientemente, cuatro hectáreas en parcelas más extensas y, por tanto, más fáciles de trabajar y de defenderse de las adversidades climatológicas.

    Somonte no establece ninguna fecha concreta como punto de inflexión en el reconocimiento de los vinos asturianos. “Es un proceso”, comenta, “que se inició en torno a 2015 y la clave es el cambio del paradigma en la valoración del sector del vino en general”. En aquel momento, “se empezó a cuestionar el exceso de madera”, añade, “y a buscar vinos más frescos, con más presencia frutal”.

    Gracias a este cambio, se han comenzado a valorar en su justa medida los vinos de Asturias, dotados de un carácter atlántico, “más elegantes y fáciles de beber, que tienen más en común, por su climatología, con los vinos de otras latitudes más al norte, como los txacolis, los vinos de Cantabria y Galicia e, incluso, los vinos franceses”.

    Bodegas Monasterio de Corias – Cangas del Narcea (Asturias) – Tel: (+34) 985 810493 – www.monasteriodecorias.es

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