sábado, abril 27, 2024
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    La tendencia en el vino apunta a un aumento en el consumo de blancos y espumosos

    Juan Fuente Rus

    Portavoz sectorial de vinos en Cooperativas Agroalimentarias de CLM

    Las modas van marcando la tendencia de producción de las diferentes industrias que elaboran o fabrican bienes de consumo, ya sean de alimentación como de otros insumos industriales. Sabemos que todo evoluciona y todo pasa por cambios que cada cierto tiempo, de forma progresiva, se van diferenciando poco a poco.

    Estos cambios, o modas, a veces se producen por iniciativa de las propias empresas productoras a través del marketing y otras veces, simplemente, van evolucionando en función a la propia inercia de los modos de vida. En relación con el consumo de vino se observa cómo, poco a poco, van cambiando los gustos respecto a la calidad, la presentación y las cualidades intrínsecas del propio vino.

    Estos vinos se perfilan como las opciones que mejor se adaptan a las nuevas formas de entender el consumo

    Hay casos concretos donde se ha visto que el cambio se ha debido a la presión del marketing, la relación calidad precio, y el acierto en la forma de distribución. Hablamos del Prosecco, espumoso italiano, que triunfa de una forma increíble en todos los mercados mundiales. Quizás esto sea una excepción ya que lo que si ocurre de forma progresiva es un cambio en los gustos con relación al binomio vino blanco / vino tinto.

    En nuestro país, en el siglo pasado, se consumía más vino blanco que tinto. Eran vinos blancos robustos, con cuerpo y alcohol elevado. Vinos fáciles de beber que se adaptaban perfectamente a la forma de vida y la gastronomía de ese tiempo donde el trabajo requería más esfuerzo que hoy.

    Con el cambio de siglo llegaron nuevas formas de entender la vida y la gastronomía. La mecanización agraria e industrial y sobre todo internet. La mejora de los estándares vitales con trabajos más cómodos, donde el esfuerzo físico disminuye, donde el marketing hacia modos de vida más sanos y sostenibles hacen que el consumo sea diferente. Se inventa el postureo.

    Influencers de la época

    Todo llevó hacia un consumo más complejo, donde los influencers de la época marcaban tendencia. Vinos tintos robustos, de peso, con cuerpo, color, madera y alto contenido en alcohol fueron el paradigma de los buenos consumidores. Esto conllevo un cambio importante en el viñedo, en las bodegas y también en la forma de beber de los consumidores.

    En 2020 llegó la pandemia y lo cambio todo. El miedo a lo desconocido, el miedo a perder todo lo conseguido ha llevado a cambiar aspectos de nuestra vida rutinaria donde el consumo no ha sido ajeno a esos cambios. Todo se ve de forma diferente, más sencillo, más práctico y donde la salud es lo más importante.

    El vino se está impregnado de esta forma de ver la vida. Menos alcohol, más facilidad, más frescura, más inmediatez, menos cantidad y, por supuesto, la entrada como consumidor habitual de la mujer. Así, los vinos blancos y espumosos se perfilan como las opciones que mejor se adaptan a estas nuevas formas de entender el consumo. Estamos en un momento de cambio, de adaptación a nuevas formas de entender la vida. Hay problemas difíciles de encajar como esta pandemia, las guerras o las dificultades económicas que a la mayoría de la gente le están modificando los hábitos de consumo.

    No es una moda, es una adaptación a los nuevos tiempos. Es una realidad.

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