Victoria Arenas. UCLM. Sumiller y miembro de Asociación Sumilleres Manchegos
Muchas fiestas tienen asociadas sus propios dulces: en Semana Santa, torrijas; en San Marcos, el hornazo; y en Navidad la lista de dulces típicos sería bastante más larga.
De hecho, los dulces de Navidad son una parte fundamental de nuestras costumbres gastronómicas que toman protagonismo en nuestras vivencias y en nuestros recuerdos desde niños. Por ejemplo, en los años de la posguerra algunos niños y niñas solamente recibían un regalo la noche de Reyes Magos que consistía en una apreciada anguila de mazapán. Una vez más, un producto alimenticio nos traslada a otro momento y a otro lugar, quizás incluso a un escenario en el que todavía sentimos la mirada y el cariño de alguien que ya no está.
Pero los dulces nos hacen disfrutar y saborear también el momento presente y compartir los mejores productos con quienes más queremos. Por cierto, ¿has pensado ya qué vas a poner en tu bandeja de dulces navideños? Posiblemente la primera idea que te venga a la cabeza contenga mazapán, polvorones, turrón o peladillas. A partir de esta primera fotografía mental os invito a profundizar en la historia y tradición del turrón artesanal, ya que es uno de los dulces estrella típicos de Navidad.
A pesar de no estar presente en nuestro día a día, el turrón no puede faltar nunca en momentos especiales como en las ferias o en las navidades

Todo apunta a que el turrón es un producto de tradición mediterránea y, posiblemente por ello, la zona más emblemática de la elaboración tradicional y cuna de este producto esté en el este de España, concretamente la zona de Alicante y Jijona. Y nada ocurre por casualidad, pues un territorio de almendros unido a una producción destacada de miel desembocó en esta mezcla nutritiva y popular que es el turrón.
Algunas teorías señalan que es muy posible que el turrón fuese introducido por los árabes en el mundo occidental. Además, algunos investigadores afirman que incluso antes del siglo XIV ya se conocía el turrón. En la literatura española del Siglo de Oro, grandes literatos hacen mención del turrón de Alicante: “Hay el conejo empanado, / por mil partes traspasado, /con saetas de tocino; / blanco el pan, aloque el vino, / y hay turrón alicantado”. (El rufián dichoso, Miguel de Cervantes), “Comerme la libra de los turrones de Alicante que estaban encima del escriptorio”. (Los lacayos ladrones, Lope de Rueda).
Traslado a otras regiones
Afortunadamente, fueron varias familias las que se aventuraron a abrir mercado trasladándose a otras regiones y llevando sus productos tradicionales a otras zonas. Por ese motivo, productos como la horchata, los fartons y el turrón rompieron las fronteras y los podemos degustar en toda la geografía española. Además, ¿quién no recuerda al turronero de la feria? Lo que venimos a decir es que el turrón ha sido un producto especial que, a pesar de no estar presente en nuestro día a día, no puede faltar nunca en momentos especiales como en las ferias o en las navidades.
Ahora podríamos preguntarnos, ¿qué tiene de especial un turrón artesanal? Empecemos por la materia prima: principalmente, almendra (a menudo marcona) bien calibrada y tostada con paciencia para despertar aromas y miel de calidad. El maestro turronero controla todo el proceso aportando su sabiduría, paciencia y buen hacer. En otras palabras, la suma de decisiones del artesano es lo que lo hace irrepetible frente a un producto industrialmente correcto pero anónimo y sin tantos matices.

Por otro lado, no podemos obviar que el turrón también se convierte en un ingrediente protagonista para realizar otras recetas más complejas como una mousse de turrón de Jijona o, como lo llamamos coloquialmente, “turrón blando”. Su textura untuosa y su perfil aromático (miel, almendra tostada, notas de caramelo claro) lo hacen ideal para flanes, cremas y otras posibles creaciones.
Y ahora la pregunta que os estaréis haciendo: ¿dónde podemos elegir turrones artesanales en nuestra región?
«Heladería Soler, Los Valencianos”
Hay diversos establecimientos en Castilla-La Mancha en los que podemos comprar turrones artesanos. Por ejemplo, en Valdepeñas, la empresa familiar Heladería SOLER “Los valencianos” demuestra que el dulce artesano no entiende de estaciones. Elaboran helados durante casi la mayor parte del año, especialmente en verano y, cuando se aproximan las fiestas navideñas, llenan sus mostradores con turrones artesanales de la mejor calidad. Su relación con el turrón viene de cuna puesto que descienden de una familia de maestros turroneros y, aunque Heladería Soler se ha especializado en helados, conocen el turrón como pocos.
Por eso, durante cada campaña seleccionan personalmente turrones artesanales de pequeños obradores de la zona de Jijona, escogiendo partidas con buena materia prima y ese punto de textura y aroma que solo dan los oficios heredados. El resultado llega a La Mancha en forma de tabletas y especialidades navideñas que saben a almendra, miel bien tratada, elaborados con una técnica afinada generación tras generación. En Soler no hay atajos: hay tiempo, criterio y cercanía con quienes hacen el producto, y eso se nota en los aromas, texturas y el buen sabor que permanece en la boca después de comer y brindar en estas navidades y en las de siempre.
Por todo ello, os animamos a que, de cara a estas navidades, cuando vayáis a preparar vuestra bandeja de dulces intentéis incluir en ella productos artesanales que marcarán la diferencia.

