miércoles, diciembre 4, 2024
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    La importancia de los pozos de nieve para la conservación de los alimentos antes de la llegada de la electricidad

    Pozo de nieve de Campo de Criptana. Imagen: https://tierradegigantes.es/recursos-turisticos-/pozo-de-nieve/

    María Victoria Arenas Vela, sumiller, profesora de la UNED y miembro de ASUMAN

    Hoy en día, tener un frigorífico en casa para conservar alimentos y refrescar las bebidas es algo muy común. Además, beber en verano algo fresco es un buen reconstituyente y un verdadero placer. Pero, ¿sabías que antes de la invención de los sistemas eléctricos de refrigeración se podía conservar hielo del invierno durante el verano? Esto era posible gracias a los pozos de nieve.

    Estas construcciones se hacían en la cotas más altas y umbrías de las montañas para almacenar y conservar la nieve o hielo para su posterior venta

    La arquitectura popular ha estado siempre al servicio de las necesidades del ser humano durante toda la historia con sabiduría y eficacia. En este caso, los pozos de nieve eran construidos para almacenar y conservar la nieve o hielo para su posterior venta y normalmente se hacían en las cotas más altas y umbrías de las montañas o algún terreno donde las nevadas eran más habituales.

    Detalle del cuadro “Verano” (1638) de Francisco Barrera que representa productos de temporada. En la imagen vemos un recipiente con hielo (heladera). Imagen: http://zapardiel.org.es/revista/2000/10/el-pintor-frnacisco-barrera-y-los-productos-de-temporada/

    El origen del uso de la nieve y del hielo viene de lejos. De hecho, las sociedades griegas y romanas conocieron y utilizaron la nieve y el hielo e incluso llegaron a convertirse en recursos económicos. Además, se consideraba el hielo como de uso adecuado en la medicina. Durante los siglos XVI y XVII existen varias obras escritas por médicos que hablan de los beneficios y utilidades de la nieve.

    Para el ser humano el mantenimiento de las condiciones de salubridad de los alimentos ha sido un reto y, para ello, ha recurrido tanto al uso de cuevas y sótanos, como al empleo de técnicas culinarias (salazón, encurtidos, adobo, etc.)

    Campo de Criptana

    No obstante, nosotros nos fijaremos en los pozos de nieve de Castilla-La Mancha y hablaremos de algunos de ellos. Concretamente, el pozo de nieve de Campo de Criptana es un ejemplo de la conservación y excelente restauración de una joya arquitectónica que retrata una forma de vivir no tan alejada en el tiempo como pudiera parecer.

    En nuestra región, los pozos solían ser de planta circular, con profundidades mayores a los 6 metros, subterráneos su mayor parte y revestidos con fábrica de mampostería, construidos con piedra local y argamasa de arena y cal. En un documental, https://www.youtube.com/watch?v=h0LrTyjtfVE, podemos disfrutar de una recreación sobre cómo se procedería para la recogida, almacenamiento y distribución del hielo de los pozos de nieve.

    En primera instancia, era importante realizar la labor de extraer el hielo en ríos y de nieve allí donde hubiera durante la estación fría. Después, se llevaban al pozo y se iban poniendo en capas de hielo que se iban apisonando con una especie de mazos (pisones) y se intercalaban con capas de materia vegetal para posibilitar posteriormente el corte y separación del hielo en trozos regulares para tener un formato adecuado para su venta y consumo.

    Foto de placa de Calle Pozo de Nieve de Sta Cruz de Mudela

    Santa Cruz de Mudela

    Por otro lado, también tenemos casos de pozos de nieve cuya huella solo la encontramos en el nombre de la calle en la que estaban ubicados y, como en el caso del pozo de nieve de Santa Cruz de Mudela, incluso a veces existe evidencia documental. De hecho, el Catastro del Marqués de la Ensenada (1752, Tomo II, página 165) menciona los bienes de una capellanía de esta localidad diciendo que hay “Un pozo de nieve, un cuarto cubierto de teja y, dentro el él, un pozo para recoger nieve situado en la calle que llaman del Pozo de la Nieve”.

    En general, con el paso del tiempo, los pozos comenzaron a caer en desuso a mediados del siglo XIX cuando se inició la época industrial y se construyeron las primeras máquinas de hielo.

    Para finalizar, resaltaremos el crucial papel que tuvieron antaño los pozos de nieve para refrescar las bebidas en los meses más calurosos, un placer que, aunque con otros medios más sofisticados, podemos seguir disfrutando a día de hoy.

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