viernes, marzo 29, 2024
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    Quinta de Aves, vinos minerales de origen volcánico

    ENCLAVADA EN EL CAMPO DE CALATRAVA

    Pedro Pintado

    La familia Casado Creis puso sus ojos hace treinta años en un paraje inolvidable del campo de Calatrava, junto a la serpenteante carretera que une Moral de Calatrava y Santa Cruz de Mudela. Allí compraron la finca Quinta de Aves, iniciando, en los inicios del siglo XXI, después de muchos años de estudios y pruebas la comercialización de vinos elaborados en la bodega del mismo nombre. La finca, que debe su nombre a la gran variedad de aves que habitan en la laguna próxima a la bodega cuenta con 500 hectáreas de terreno de las que 82 se dedican al cultivo de diferentes variedades de uva: cencibel (viñedo viejo de pie franco de más 50 años), graciano, moscatel, syrah, cabernet franc, chardonnay y sauvignon blanc, moscatel de grano menudo y una pequeña parcela de airén de más ochenta años. En la laguna, que ocupa 5 hectáreas, se han catalogado más de cien tipos de especies de aves.

    Los viñedos y la bodega están enclavados en pleno campo de Calatrava, una comarca en la que se prodigan los cerros de origen volcánico y lagunas que se formaron como resultado de las erupciones, hace millones de años. La litología del terreno concede una gran mineralidad a los vinos que les aporta longevidad y frescura, lo que los hacen diferentes a otras zonas próximas y que es la base que ha dado origen a los trámites burocráticos que actualmente llevan a cabo responsables de la Asociación de Vinos del Campo de Calatrava para convertir a la comarca en la décima denominación de origen vitivinícola de Castilla-La Mancha. La presencia de volcanes no solo se aprecia en el paisaje y las particularidades de los suelos, que se transmiten al viñedo. También tiene influencia directa sobre las especies que habitan el entorno. El hábitat de la flora y la fauna está marcado por el clima, relieve y suelos.

    Situados a una altitud media de 700 metros, los viñedos se asientan en esta zona volcánica con presencia de “tierras raras” que confieren a los vinos sus muy peculiares características.

    Los principios de mínima intervención y respeto por el ecosistema son la garantía de la obtención de materias primas de manera responsable y lo que va a provocar que en breves fechas los vinos obtengan el certificado de ecológicos. La de 2020 ha sido la primera vendimia que se ha realizado siguiendo los criterios establecidos por la empresa certificadora, aunque, como señala una fuente de la empresa, ya se venía haciendo así desde hace tiempo. La climatología y la rica biodiversidad de la finca presentan un equilibrio natural que facilita el control de plagas. Las intervenciones son mínimas y solo cuando son necesarias, utilizando siempre los métodos menos nocivos para mantener la biodiversidad. Las plantas se fertilizan con materia orgánica “para devolver al viñedo lo que el viñedo nos da”, apuntan desde la dirección técnica.

    En los primeros años de elaboración los vinos obtenidos de las distintas variedades se vendían a granel. Después y una vez que se obtuvieron los resultados esperados de las muchas pruebas realizados y comprobado que tenían una materia prima “potente” salieron al mercado con su gama de Quinta de Aves. El embrión del proyecto surgió en 2006 y germinó en 2018 con la puesta en marcha de un nuevo equipo profesional y la definitiva definición de la filosofía de un trabajo destinado a conectar con los gustos de los consumidores actuales a través de la oferta de productos atractivos, tanto en el contenido como el continente.

    En este sentido habría que apuntar a la línea de vinos veganos que la bodega sacó recientemente y que, de momento afecta a los blancos y rosados. Para satisfacer al cada vez mayor número de personas que se apuntan a esta corriente alimentaria los responsables técnicos de la empresa, encabezados por el enólogo Alberto Calleja, sustituyen las gelatinas que contienen productos de origen animal por otras de origen vegetal. En breve, este proceso también se aplicará a los tintos, aunque con la salvedad de implementarlo si se mantiene la calidad del producto final, algo que si se puede asegurar que se da ya en los vinos blancos y rosados.

    Otras de las líneas estratégicas del nuevo equipo es la de seguir apostando por el comercio electrónico. Cuentan con una nueva tienda online, que hace más fácil acercar sus productos a los consumidores. “La gente joven –apuntan desde la empresa- está más abierta a conocer cosas nuevas. Apostamos por vinos más versátiles a la hora de maridar, vinos frescos con estética adaptada a la realidad del proyecto”.

    Actualmente en Quinta de Aves se elaboran seis tipos de vinos: blancos jóvenes (un chardonnay y un coupage de sauvignon blanc y moscatel de grano menudo al 50%), rosado (coupage único en el mundo con un 80% de cabernet franc y un 20% de graciano), tintos jóvenes (syrah y cencibel), coupage de tintos (merlot, graciano, cencibel y cabernet franc) con nueve meses de barrica y el buque insignia de la casa, un cencibel de cepas viejas de pie franco con 14 meses de barrica. Y el más reciente, un muscat volcánico de 9º elaborado con moscatel de grano menudo y que se viste con una etiqueta que representa el mapa topográfico de la finca. Del viñedo obtiene una media anual de 550.000 kilos de uva y comercializan unas 200.000 botellas al año.

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