Desde el 5 de junio, Francisco Jesús García Navarro (Los Cortijos, 1961) es el nuevo director de la Escuela Superior de Ingenieros Agrónomos de Ciudad Real en la que se imparten los grados de Ingeniería Agrícola y Agroalimentaria y de Enología así como el máster profesionalizante de Ingeniería Agronómica que convierte a los graduados en ingenieros agrónomos superiores y el máster en Viticultura, Enología y Comercialización del Vino, que se extinguirá este año para dar paso a un máster intercampus en el que se integrarán todas las Escuelas y Facultades de Enología de España.
Francisco Jesús García Navarro dirige desde el pasado 5 de junio la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Agrónomos de Ciudad Real

Francisco Jesús García, que desde muy joven reside en Almagro, es todo un referente de la Escuela de Ingenieros Agrónomos, conocida popularmente por ITA. Su llegada al sector de la enseñanza en el campo agroalimentario fue, según reconoce, de carambola. Estaba predestinado, afirma, a hacer una tesis doctoral de Química Orgánica en la Facultad de Químicas de la Complutense. Pero por azares del destino no lo pudo hacer y aceptó, finalmente, hacer una tesis doctoral de Edafología y Química Orgánica en ITA de Ciudad Real en 1987. Allí se quedaría y empezaría a trabajar como profesor impartiendo clases de Química Agrícola y también, desde su fundación, en el Grado de Enología de Protección del Viñedo. Empezó dirigiendo ese grado compatibilizando al mismo tiempo con el puesto de secretario académico de la Escuela. Es catedrático de Universidad desde 2021.
Una de las primeras medidas que quiere poner en marcha es añadir el nombre de Enología al de la Escuela, que quedaría como Escuela Superior de Ingenieros Agrónomos y Enología de Ciudad Real. “A partir de septiembre -informa- se va a hacer todo lo necesario para que se añada Enología al nombre de la Escuela. El sí definitivo lo tendrá que dar la Junta de Gobierno de la Universidad de Castilla-La Mancha. Creo que para finales de año estará todo el proceso finalizado y aprobada la incorporación del nombre”.
La Escuela, que se fundó en 1969, tuvo al principio una gran afluencia de estudiantes, llegando a matriculares en los primeros cursos más de 150 alumnos. La explicación la da Francisco Jesús García al señalar que fue la primera ingeniería que se impartía en Ciudad Real. Después, con los años, el número de alumnos fue bajando al tiempo que se abrían nuevas Escuelas y Facultades Técnicas como Informática, Industriales, Caminos, Químicas, etc. En la actualidad, sumando los dos grados, inician el curso una media de 80 alumnos, 60 en Agrónomos y 20 en Enología.

Relaciones institucionales
Otra de las cosas que quiere hacer es incrementar las relaciones institucionales de la Escuela con Colegios Profesionales y otras Administraciones públicas. Con el nuevo decano del Colegio de Enólogos de Castilla-La Mancha, Luis Fernández ya se ha reunido, y volverá a hacerlo en un futuro próximo. También con los responsables de los Colegios de Ingenieros Agrónomos y de Ingenieros Técnico Agrícolas. Por su parte, Francisco Jesús García Navarro también quiere hablar con el alcalde de Ciudad Real para ofrecer los servicios de la Escuela en el desarrollo de ciertas iniciativas municipales relacionadas con su campo, como el reciente programa Crater destinado a la creación y mantenimiento de zonas verdes “para aportar nuestras ideas sobre la vegetación que se va a poner en las distintas plazas, calles y avenidas afectadas por este plan y otros venideros”.
También tiene proyectado ponerse en contacto con la Diputación de Ciudad Real, institución que dedica una parte importante de su presupuesto a actividades relacionadas con el sector vitivinícola como la Feria Nacional del Vino (FENAVIN) y las catas de vino y otros productos que organiza en distintos pueblos de la provincia. En este sentido, el nuevo director afirma que la Escuela puede prestar la colaboración de profesores y alumnos para el desarrollo de estas actividades al tiempo que expresa su deseo de firmar un convenio con la Diputación para darle mayor publicidad y un mayor conocimiento y protagonismo al grado de Enología ante la opinión pública.
Fortalezas de la Escuela
Una de las grandes fortalezas que tiene la Escuela que dirige es que tanto en un grado como en otro las salidas profesionales están prácticamente aseguradas. “La mayor parte de los alumnos -apunta el director- están muy relacionados con el mundo rural y saben perfectamente a lo que vienen. Las familias, por norma general, tienen empresas agrícolas, tierras, ganaderías, bodegas por lo que el trabajo no lo tienen que buscar cuando salen, les está esperando”.
En general, apunta el director, los alumnos salen bastante bien formados. “Cuando un egresado sale a la calle puede que no tenga los conocimientos que la empresa necesita, pero si tiene las bases para llegar a conseguirlos en un periodo razonable de tiempo. Sabe lo que tiene hacer. No tenemos quejas de las empresas a las que se han ido incorporando nuestros alumnos”.
Dos vertientes
El trabajo del grado de Ingeniería Agrícola y Agroalimentaria tiene dos vertientes. Por una parte, la de las explotaciones agrarias, que es la que más relacionada está con las empresas agrícolas y ganaderas y por otra la de las industrias agrarias, que son los que tienen por ley las competencias para el diseño de cualquiera de las empresas relacionadas con la agricultura y la alimentación: bodegas, almazaras, queserías, panificadoras, etc.
Preguntado por el posible choque de competencias entre los graduados en esta Escuela y entre los que lo hacen en el grado de Tecnología de los Alimentos que se imparte en la Facultad de Químicas, el catedrático en Química Orgánica señala que “aunque puedan hacer cosas parecidas, son compatibles, no antagónicas. Los graduados en Tecnología de los Alimentos son los que hacen, fundamentalmente, los controles de calidad en las empresas y los ingenieros agrónomos por su parte se dedican más al diseño de este tipo de industrias agroalimentarias”.