martes, abril 23, 2024
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    Los nuevos Reserva de Familia de Agrícola Carrascas marcan la identidad de la firma albaceteña

    Con una reciente presencia en el mercado, la nueva línea de Reserva de Familia de Agrícola Carrascas, se ofrece como uno de las mejores opciones para celebrar la llegada de un nuevo año. Se trata de un vino blanco chardonnay fermentado y criado sobre sus propias lías en barrica nueva de roble francés donde permanece durante 24 meses y de un tinto merlot 100% que ha evolucionado 24 meses en barrica de roble francés. Posteriormente los dos vinos reposan otros treinta y seis meses en botella hasta su salida al mercado. Ambos vinos tienen una edición limitada de 1.000 botellas cada uno.

    Esta nueva línea de Reserva de Familia viene a sumarse a las otras dos que hasta ahora comercializa la bodega: la gama Premium, integrada por un vino blanco elaborado en su cien por cien con la variedad viognier y un tinto que ensambla las variedades tempranillo y syrah; y la línea Super Premium compuesta por un blanco chardonnay con 12 meses de crianza en barrica y 24 meses en botella y un tinto de merlot y cabernet-sauvignon.

    Un chardonnay fermentado en barrica y un merlot cien por cien con 24 meses de crianza en madera y 36 meses en botella

    Según Rafael Veas, director gerente de la empresa albaceteña situada en los Altos de El Bonillo, los nuevos Reserva de Familia son “una línea de producto de alta calidad, constituida por vinos con una buena intensidad aromática y gran complejidad, conseguida a través de un cuidadoso proceso de elaboración y un largo periodo de crianza, dirigida a consumidores especializados en el mundo del vino, que aprecian vinos frescos, sabrosos, intensos, elegantes, complejos y equilibrados, con buena estructura y gran potencia de evolución”.

    Botella de merlot cien por cien

    Esta nueva gama está formada por ediciones limitadas de vinos blancos y tintos elaborados con un criterio de máxima calidad, conseguida a través de la producción de uvas de alto valor cualitativo procedente de cepas de más de 30 años, aplicando técnicas de viticultura sostenida y sostenible con máximo respeto por el entorno natural y el medioambiente, con control y producción en el viñedo, con bajos rendimientos de entre 1 y 2 kilos por cepa, con el fin de obtener una gran concentración y un óptimo estado sanitario de las uvas, con vendimia manual, seleccionando la fruta por variedades y parcelas en función de su óptimo estado de maduración, traslado inmediato a la bodega y conservación en cámara frigorífica durante 24 horas. La uva tiene un tratamiento mecánico suave para preservar al máximo las cualidades del fruto utilizando unos protocolos de elaboración específicos para cada vino, en función del tipo de uva, características propias de la cosecha y tipo de vino a obtener.

    Se utiliza la más moderna tecnología, con fermentación a temperatura controlada en barricas de roble francés de 225 litros, y con una crianza de más de 24 meses, seguido de un embotellado en las mejores condiciones para garantizar la integridad del vino y sus características organolépticas, para terminar el proceso con una crianza en botella en el silencio, la quietud y la oscuridad de la bodega durante más de 36 meses.

    Carrascas chardonnay

    Estos dos vinos solo salen al mercado en añadas especiales y se presentan en botella de 75 cl y en un estuche especial individual protegido por una caja contenedora.

    Agrícola Carrascas ha puesto en marcha recientemente una ingeniosa y atrevida campaña de marketing en la que cada uno de los seis vinos que elabora es un verso y la bodega, un poema hecho de las historias que contemplan sus viñas. “El Tomillo y el viento bailan” (viognier) “Y solo cuando el río calla” (chardonnay 12 meses de barrica) “La torpe avutarda descansa” (tempranillo-syrah) “Al cobijo de una gran sabina” (merlot-cabernet-sauvignon) “Mientras cubre la luz tardía” (chardonnay 24 meses en barrica) “Una sombra de ciervo avanza) merlot cien por cien. De todos estos vinos se elaboran unas cuarenta mil botellas al año.

    Pero además de la elaboración de grandes vinos, habría que decir que Agrícola Carrascas es una explotación agroalimentaria que se extiende a lo largo de 540 hectáreas de monte bajo moteado de carrascas y sabinas centenarias. En la actualidad se están llevando a cabo trabajos de plantación de almendros y en un futuro de más pistachos, con lo que la superficie de diferentes cultivos quedará de esta manera: 55 hectáreas de viñedo, 117 hectáreas de almendro, 36 de pistacho y el resto de cereal hasta completar las 265 hectáreas de superficie cultivable que tiene la finca.

    Rafael Veas, director gerente junto a una tina de roble francés de 8.000 litros.

    La explotación agrícola, comandada por la familia de empresarios alicantinos Payá se encuentra en un lugar privilegiado para la elaboración de vinos de altísima calidad. Situado en los Altos de El Bonillo, entre El Bonillo y Ossa de Montiel, comparte vecindad con dos bodegas memorables, que han dado nombre a sendas denominaciones de origen protegidas de Castilla-La Mancha, DOP Pago Guijoso y DOP Finca Élez. Juntas conforman un triángulo perfecto de sensaciones vitivinícolas, que colocan este agreste paraje albaceteño bañado por la balsámica brisa de las cercanas Lagunas de Ruidera, en la cima de la enología castellanomanchega.

    Las 55 hectáreas de viñedo se dividen en 16 parcelas que albergan las variedades blancas viognier, sauvignon blanc y chardonnay y las tintas tempranillo, merlot, syrah y cabernet sauvignon. La tierra y, sobre todo, el clima, son a juicio de Rafael Veas, las claves de bóveda del proyecto vitinícola que dirige. El directivo nacido en Arcos de la Frontera y vinculado durante muchos años a empresas del Marco de Jerez, apunta que las deficiencias que pueden presentar el suelo y la planta se pueden corregir, pero el clima no, es inmutable. Estos son, desde su punto de vista, los elementos diferenciadores que dan autenticidad a sus vinos. Es una zona homogénea con una altitud media de mil metros en la que las prácticas culturales están basadas en una agricultura de precisión y de máximo respeto a la naturaleza, con una baja producción y cuidando al máximo la sanidad de la planta y el fruto.

    Por su parte, la bodega, ubicada en una nave subterránea a ocho metros de profundidad cuenta con las óptimas condiciones de temperatura y humedad para mantener perfectamente conservados los vinos que guarda. Las instalaciones están dotadas con 14 depósitos de acero inoxidable de 5.000 litros para la elaboración de blancos y 6 tinas de roble francés de 8.000 litros para la fermentación y elaboración de vinos tintos, así como 165 barricas de roble francés.

    Rafael Veas se ha marcado cuatro objetivos para conseguir los resultados que busca en los vinos que se elaboran en la bodega: calidad, gracias a una materia prima única; exclusividad, producción limitada, haciendo lotes muy pequeños de producto para clientes exigentes; diferenciación, creando una imagen moderna, fresca y atractiva; y proximidad al consumidor. Para que esos cuatro puntos fundamentales de su idea vitivinícola funcionen a la perfección Rafael Veas cuenta con un gran equipo de profesionales que le hacen mucho más fácil su labor. En el campo y en bodega trabajo a diario con Sergio Alcarria, ingeniero agrónomo y enólogo que, además, cuenta con el asesoramiento de José Ramón Lissarrague e Ignacio de Miguel.

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